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Ser: 5 puntos comunes entre Estoicismo, Taoísmo y Budismo

Uno de los valores fundamentales de mi vida es la libertad. La libertad de moverme, de tomar decisión, de actuar, de opinar, de ser. SER sin juicios o expectativas, diferenciarlo de lo que HAGO o TENGO. Más que llegar a una meta, se trata de un proceso diario. Un acercamiento a la filosofía, especialmente en…

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Uno de los valores fundamentales de mi vida es la libertad. La libertad de moverme, de tomar decisión, de actuar, de opinar, de ser. SER sin juicios o expectativas, diferenciarlo de lo que HAGO o TENGO.

Más que llegar a una meta, se trata de un proceso diario. Un acercamiento a la filosofía, especialmente en corrientes como el estoicismo, el budismo y el taoísmo, me han dado algunas luces.

Pero nada como comprobarlo en la práctica. Aquí están 5 aprendizajes chéveres para, simplemente, ser.

1. Estar centrado

Presente y pasado. Elogio y culpa. Éxito y fracaso. Placer y dolor. Estar centrado significa encontrar el perfecto balance entre todos los estímulos. En el estoicismo es claro. Hablamos de una de las 4 virtudes:

La templanza.

Estar en control de uno mismo y ser disciplinado requiere una evaluación constante que es importante realizar. Y es que en los altos y bajos de la vida, las facetas compulsivas de nuestro ser se liberan. En esos estados de ansiedad, rabia o éxtasis, ocurren reacciones emocionales involuntarias. Por ejemplo, en enojo se dicen cosas hirientes o en alegría se hacen promesas que no se pueden cumplir.

Por eso, cuando lleguen los altos y bajos, mantenerse centrado y en autocontrol ayudará a que nuestro ser auténtico —aquel que no está viciado— pueda fluir en cualquier situación, sin prisa y observando las cosas como son.

Epicuro decía que una vida moderada es una vida feliz, mientras que Lao Tse escribía que aquellos que usan la moderación ya están en camino hacia el Tao.
Liberarse de la reacción para tomar una posición de protagonista ayuda a florecer el ser auténtico.

2. Ver la realidad como es

Tanto el budismo como el estoicismo hablan de este asunto, el cual me parece fascinante. ¿Por qué? Muchas, muchas veces usamos las etiquetas «bueno» o «malo», «pequeño» o «grande», «éxito» o «fracaso» para clasificar todo lo que nos pasa en la vida, lo que nos dice Fulano o lo que hacemos en algún proyecto.

Ahora, en la era que vivimos, también se ha normalizado la queja y el deseo de que podemos cambiar TODAS las cosas. ¡Ojo, sí que podemos actuar para cambiar algunas cosas, pero en otras es más sabio practicar la aceptación!

Al ego le encanta creer que tiene el control, pero adivina: ¡nadie lo tiene!

Algo que he aprendido y que sigo trabajando por interiorizar es sobre el concepto estoico de la dicotomía del control. Esta consiste en saber diferenciar qué depende de nosotros y qué no para actuar o no actuar en consecuencia.

Por cierto, la filosofía taoísta también tiene un concepto que nos ayuda a encontrar el balance entre la acción y no-acción, se llama wu-wei. Después hablaremos de esto en otra nota.
El punto al que quiero llegar es que, para que el ser auténtico aflore, debemos ver la realidad cómo es, neutral.

¿Cómo? Volviendo al punto #1, estar centrados para evitar los estados compulsivos y no emitiendo juicios. Al respecto, siempre me gusta volver a un cuento sobre los azares de la vida y la actitud con la que se debe asumir. Se llama «Mala suerte, buena suerte, quién sabe».

3. Ser valiente

Si se garantizan los derechos humanos, los seres humanos tenemos el poder de elegir. Elegir las personas con las que queremos compartir, nuestros trabajos, si vamos a tener hijos o no, en fin. Pero muchos decidimos quedarnos en la inacción, aun cuando podemos hacer algo, por miedo, vergüenza o pereza.

Este es un escudo del ego para evitar desaparecer: hacernos creer que no somos capaces de conseguir las cosas que queremos. ¿El antídoto?

La valentía, otra de las 4 virtudes estoicas.

Se requiere valentía para desapegarse de las expectativas de los otros y seguir lo que dicta el ser auténtico, vivir de acuerdo al espíritu.

De hecho, según la tradición budista, entender nuestra naturaleza y luego hacer méritos para honrarla es una forma de evitar el sufrimiento.

«Algunas veces incluso vivir es un acto de coraje».

Séneca.

4. Buscar momentos de quietud y soledad

A lo largo del día me gusta parar y observar mi respiración. En ocasiones me doy cuenta de que estoy tomando respiraciones cortas con lo que, inconscientemente, estoy evitando que el aire llegue al fondo. ¿Qué pasa con esto? Por lo general, son momentos en los que no estoy disfrutando del simple hecho de existir.

En la prisa, uno se olvida de conectarse con el momento presente. ¿Qué estoy sintiendo?, ¿qué estoy haciendo?, ¿por qué estoy haciéndolo?

Zenón de Citio, uno de los duros del estoicismo, dijo que tenemos dos oídos, dos ojos y una boca por una razón: para escuchar y observar más de lo que hablamos.
Es la naturaleza de todas las cosas cambiar y desvanecerse.

Por eso, en la quietud podemos entender los cambios por los que está pasando nuestra vida y dejar que el ser auténtico se acomode a la impermanencia de las cosas.

5. Confiar en la sensación más que en el pensamiento

Con tantísima información disponible gracias a Internet, es fácil caer atrapado en esa red. Otra de las 4 virtudes estoicas es la sabiduría, es decir, saber qué se necesita para vivir una vida feliz. De hecho, la meditación de los monjes budistas también busca cultivar esta virtud.

Hablamos de sabiduría, no inteligencia.

Y es que, mientras más avanzamos en la historia, más confiamos en nuestra dimensión mental. Pero esto tiene una trampa, pues un exceso de energía mental puede fortalecer al ego.

El ego es como un parásito que se alimenta de nuestras inseguridades para seguir existiendo y, como tal, no le interesa que nos liberemos de estas. Por eso, crea escenarios catastróficos donde la «terribilitis» nos impulsa solo a confiar en lo que vemos.

«A menudo estamos más asustados que lastimados; sufrimos más a causa de nuestra imaginación que por la realidad».

Séneca.

La sabiduría es la real guía para vivir una vida con la que nos sintamos a gusto.
Para estas tres corrientes filosóficas, cuando fluimos con la corriente nos alineamos al curso natural. Para el budismo es el nirvana, para el taoísmo es el tao y para el estoicismo es la ataraxia.

Siguiendo un curso más natural, es más probable que acabemos en lugares que estén en mayor conexión con nuestra propia naturaleza.

Estas son solo 5 coincidencias, 5 «tips» de estas tres filosofías para simplemente SER.

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